Cuando quien tienes delante, en lugar de darte la respuesta que esperabas, dice otra cosa. Dice más, dice demasiado. Ese demasiado que es nada, que no sirve para nada. Y que hace el doble de daño. Y el único deseo es devolver el dolor. Hacer daño, esperando asi sentirte un poco mejor. Pero no. No puedo sentirme mejor. Peor aún. Ni siquiera puedo hacerte daño. En cambio tú estás haciendo lo que te viene en gana, sin importante lo que piense, sin importarte que hemos sido, sin importarte lo que sienta, sin importarte yo...
¿Sabes? Y te odio. Te odio porque no puedo decirte lo que ya sabes, porque desearía no haberte conocido y aún así deseo conocerte mejor, te odio por como me miras, por como me hablas, por como te preocupas por mi... Pero aún me odio yo a mí, ya que sería incapaz de odiarte.
Alejandra
Querer y no poder odiar.
ResponderEliminarQué triste realidad.
Te quiero.
cierto :)
ResponderEliminar...traigo
ResponderEliminarsangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
COMPARTIENDO ILUSION
ALEJANDRA
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
AFECTUOSAMENTE
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE CUMBRES BORRASCOSAS, ENEMIGO A LAS PUERTAS, CACHORRO, FANTASMA DE LA OPERA, BLADE RUUNER Y CHOCOLATE.
José
Ramón...