miércoles, 18 de noviembre de 2009

~

Cuando quien tienes delante, en lugar de darte la respuesta que esperabas, dice otra cosa. Dice más, dice demasiado. Ese demasiado que es nada, que no sirve para nada. Y que hace el doble de daño. Y el único deseo es devolver el dolor. Hacer daño, esperando asi sentirte un poco mejor. Pero no. No puedo sentirme mejor. Peor aún. Ni siquiera puedo hacerte daño. En cambio tú estás haciendo lo que te viene en gana, sin importante lo que piense, sin importarte que hemos sido, sin importarte lo que sienta, sin importarte yo...

¿Sabes? Y te odio. Te odio porque no puedo decirte lo que ya sabes, porque desearía no haberte conocido y aún así deseo conocerte mejor, te odio por como me miras, por como me hablas, por como te preocupas por mi... Pero aún me odio yo a mí, ya que sería incapaz de odiarte.

Alejandra

3 comentarios:

  1. Querer y no poder odiar.
    Qué triste realidad.


    Te quiero.

    ResponderEliminar
  2. ...traigo
    sangre
    de
    la
    tarde
    herida
    en
    la
    mano
    y
    una
    vela
    de
    mi
    corazón
    para
    invitarte
    y
    darte
    este
    alma
    que
    viene
    para
    compartir
    contigo
    tu
    bello
    blog
    con
    un
    ramillete
    de
    oro
    y
    claveles
    dentro...


    desde mis
    HORAS ROTAS
    Y AULA DE PAZ


    COMPARTIENDO ILUSION
    ALEJANDRA

    CON saludos de la luna al
    reflejarse en el mar de la
    poesía...


    AFECTUOSAMENTE


    ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE CUMBRES BORRASCOSAS, ENEMIGO A LAS PUERTAS, CACHORRO, FANTASMA DE LA OPERA, BLADE RUUNER Y CHOCOLATE.

    José
    Ramón...

    ResponderEliminar