miércoles, 18 de noviembre de 2009

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Cuando quien tienes delante, en lugar de darte la respuesta que esperabas, dice otra cosa. Dice más, dice demasiado. Ese demasiado que es nada, que no sirve para nada. Y que hace el doble de daño. Y el único deseo es devolver el dolor. Hacer daño, esperando asi sentirte un poco mejor. Pero no. No puedo sentirme mejor. Peor aún. Ni siquiera puedo hacerte daño. En cambio tú estás haciendo lo que te viene en gana, sin importante lo que piense, sin importarte que hemos sido, sin importarte lo que sienta, sin importarte yo...

¿Sabes? Y te odio. Te odio porque no puedo decirte lo que ya sabes, porque desearía no haberte conocido y aún así deseo conocerte mejor, te odio por como me miras, por como me hablas, por como te preocupas por mi... Pero aún me odio yo a mí, ya que sería incapaz de odiarte.

Alejandra

martes, 10 de noviembre de 2009

10/11/09

Me declaro adicta a tus ojos, a tu mirada, a tu sonrisa, a tí. Sinceramente me gustaría poder mentir, hacer de esto algo más personal, pero no puedo. Si hay algo de lo que estoy realmente segura es del color exacto de tus ojos, de que color tienen el filo, o que en uno tienes una mancha. Lo se, he estado viendo esos ojos desde muy cerca durante cinco meses.
¿Y ahora? Creo que esta respuesta ni si quiera está escrita.
Por eso y mucho más, por aquí voy a decir que vivo exactamente en la avenida de tus ojos.

Si tuviera que elegir te eligiría a tí. De nuevo a tí.


Alejandra